El estudiante debe asistir a clase con regularidad, con el
propósito de sacarle el máximo partido.
Sólo se debe faltar cuando hay una causa justificada
Todo lo que se aprenda en clase es algo que uno lleva
adelantado y que no tendrá que repetir en casa.
Permite conocer los temas en los que el profesor incide más
y que muy probablemente caigan en el examen.
Además, el profesor le irá conociendo y sabrá que se toma la
asignatura en serio. Esta impresión del profesor juega a veces un papel
decisivo en las calificaciones, especialmente cuando tiene que decidir entre
dos posibles notas (notable / sobresaliente; suspenso / aprobado).
Algunos estudiantes piensan que en ciertas asignaturas la
asistencia a clase es una pérdida de tiempo ya que se pueden preparar perfectamente
con el libro de texto.
Pero al final es precisamente la no asistencia a clase la
que origina una importante pérdida de tiempo.
Hay que pedir los apuntes a algún compañero, fotocopiarlos,
entenderlos (hay letras ilegibles), resolver las dudas, etc.
Todo ello lleva mucho más tiempo que tener uno sus propios
apuntes y haber oído la explicación del profesor.
Es conveniente sentarse por las primeras filas.
Permite oír mejor al profesor, ver mejor la pizarra,
distraerse menos y prestar más atención.
A clase hay que llevar el material necesario para tomar
apuntes (con un bolígrafo de repuesto por si el otro falla).
Una buena estrategia es leer en casa el día anterior lo que
el profesor tiene previsto explicar al día siguiente ya que esto facilitará el
poder seguir su explicación.
El alumno debe llevar los deberes resueltos para poder
seguir en clase su corrección.
Si el profesor pide voluntarios para resolver estos
problemas uno debe presentarse voluntario: demuestra que lo ha trabajado y
además esto le permite ir adquiriendo experiencia en hablar en público.
Las dudas que puedan surgir es ahora el momento de
planteárselas al profesor.
El estudiante debe cuidar su comportamiento en clase, por
respeto a su profesor y a sus compañeros, y porque no puede poner en riesgo sus
calificaciones.
Hay muchos momentos y lugares para divertirse, pero desde
luego la clase no es uno de ellos.
Si uno se suele sentar con un grupo de compañeros que no
prestan atención es conveniente cambiarse a otra zona del aula.
Le resultará más fácil seguir las explicaciones. Además, uno
no debe permitir que equivocadamente le identifiquen con el grupo que no
muestra interés.
Cada tarde es conveniente revisar lo que se ha visto por la
mañana ya que la explicación del profesor aún estará "fresca", por lo
que resulta más fácil entender y asimilar esos nuevos conceptos.
Esto permite ir asimilando la materia de forma gradual y con
el menor esfuerzo posible.
Es también el momento de comprobar que los apuntes están
completos y son comprensibles, y en caso contrario solucionar estas
deficiencias.
Si el profesor envía deberes para entregar dentro de unos
días es preferible hacerlos esa misma tarde, cuando aún se recuerda bien la
explicación del profesor.
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