martes, 12 de marzo de 2013

La hora de los abuelos

En este período de permisos, los abuelos a menudo tienen la custodia de sus nietos. Es una buena ocasión para profundizar una relación única.

Cómplice, pareja de juego, confidente, consejero… el “trabajo” de los abuelos posee múltiples facetas.

Todos no están jubilados, pero nuestra disponibilidad es en general excepcional. ¡Y los padres que pueden contar con nosotros, no se dan siempre cuenta de la suerte que tienen! Sobre todo, desde luego, de la suerte que esto representa para sus hijos… 

Una cura de mutua juventud

“Tener un nieto, es volver a revisitar su propia infancia.” Nada hace remontar tanto la infancia a la superficie como el encontrarse, con 60 ó 70 años frente a unos pequeños seres que tienen un poquito de nuestra sangre, que tienen todavía la vida por delante y que tienen un día que tejer también ese lazo casi “inmortal” con su propia descendencia. Una cosa está claro, ya no pueden cabalgar o hacer skateboard, pero “los abuelos disfrutan por proyección del placer que sienten sus nietos al estar en plena actividad”, asegura el psiquiatra.

Cuénteles, a los pequeños les encanta eso.

Es incluso uno de los principales mandamientos de los abuelos y las abuelas: explicar de dónde viene la familia, de que pueblo, de qué oficios… “Son un árbol de vida, un pedestal para construirse.” Incluso, y sobre todo, las cosas más simples de su infancia les encantarán a vuestros nietos. “Estas historias les permitirán construirse. El relato de una transgresión o de una desobediencia puede entreabrir una puerta sobre sus futuras vidas”. Actuando de este modo podéis incitarles también a que os cuenten sus propias fechorías, de este modo os transformáis en guardianes de sus secretillos (amorosos, entre otros…).

Evidentemente, si nos confían algo grave o peligroso, deberíais incitarlos a hablar de ello con sus padres o hacerlo con ellos. ¡Los abuelos son unos mediadores perfectos!

De todos modos, no hagas demasiado…

Algunos abuelos se manifiestan tan afectuosos, comprensivos, pacientes con sus nietos que… sus hijos se sienten afligidos. “Nunca has hecho esto conmigo.” “Hay que tener cuidado, como abuelo, con no desquitarse de lo que nos hemos perdido con nuestros hijos”. A menudo, es frecuente tener “un nieto preferido”, que nos recuerda a su padre niño o su madre niña (o con el cual tenemos espontáneamente ganas de “redimirnos”). Es frecuente y normal, pero eso no debe translucirse: la edad, la sabiduría, el retroceso deben ayudaros para estar más atento con los nietos que nos atraen menos.

No lo olvidéis, vosotros los educáis también.

Los padres hoy en día están dispuestos con demasiada rapidez a “comprender” antes que a “educar”. Piensa que el abuelo y la abuela tienen también una función educativa. Sobre todo en lo que se refiere a “la misión de transmitir la urbanidad, el decoro, los principios de vida familiar”. No es necesario ser un padre maltratador o aguafiestas para exigir la “palabra mágica” de un niño de 2 años y medio. “Se dice gracias quién?” “Gracias abuelita.” Para el psicólogo, esta firmeza es tranquilizadora y complementaria a los preceptos educativos de los padres.

Sin embargo no son unos “comodines”

Porque un conflicto se presenta en un santiamén y porque usted sabe sopesar los pros y los contras, “pasar por alto”, debe también saber que las reglas impuestas por los padres (su nuera, a menudo) forman parte del contrato implícito. Teniendo en cuenta esto, tiene usted derecho a tener su estilo, sus ideas, sus deseos y de compartirlos sin cuestionarse con sus nietos.

“Los abuelos no están para rellenar los vacíos dejados por los padres con sus hijos”. Si no tiene ganas de machacarse con los deberes o de respetar al pié de la letra los horarios de la siesta porque desean disfrutar de una tarde de paseo por el bosque, están en nuestro derecho. “Los abuelos deben imponerse en una relación de igualdad. No tienen porqué padecer las voluntades de sus hijos convertidos en padres. Se trata de un reparto y no de una disponibilidad.”

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