lunes, 17 de diciembre de 2012

La personalidad del alumno


Mucho se ha escrito ya de los tipos de alumnos a los que nos enfrentamos: el líder, el seguidor, el opositor, el sabelotodo, etc.  Y este elemento también es importante reconocerlo cuando nos enfrentamos a un grupo.




Te la voy a plantear así: ¿te expresas igual cuando están tus padres presentes a cuando no lo están?  Por lo general la respuesta será negativa, ¿no es así?  Otra pequeña pregunta: ¿eres arriesgado(a) con el sexo opuesto o te intimidas fácilmente?  Pues lo mismo le sucede a los alumnos: no se comportan igual si está o no presente algo o alguien dentro del grupo.  Así de fácil.  Y esta forma de respuesta al medio pertenece a algo que llamamos comúnmente personalidad y se encuentra íntimamente ligado con aquello que conocemos como rol.

Tú, de entrada, no sabes si ese chico callado y ausente del rincón en realidad no se atreve a opinar o a participar porque el resto del grupo ya lo trae en “ojeriza” y las burlas recaen en él cada que surge una duda de su parte hacia el profesor.  Igualmente, no sabes si al líder del grupo no le has simpatizado y presiona a la chica sabia del salón a quedarse callada cada que le preguntas algo.  De la misma forma no conoces las reglas implícitas impuestas por la amistad reforzada por los meses o años de convivencia diaria.  Tal vez el chico tímido no opina debido a que “hablar en clase” no es propio de su rol, ¿lo habías considerado?  Pues sí, estas son situaciones trascendentes cuando tratamos con nuestros alumnos, aunque no lo creas.

Por otro lado existen personalidades tímidas así como otras más arriesgadas;  algunos aprenden escuchando, otros hablando;  tal vez tú no necesites ver a tu profesor para entender lo que está tratando de enseñarte y esa actitud puede significar para él una total y absoluta falta de respeto.  Entendiendo esto te darás cuenta de lo difícil que será lograr motivar a esa alumna tímida, que siempre se esconde junto a la pared, a pasar al frente y explicar un tema, por muy bien que lo haya entendido, al resto de sus compañeros.  Aquí el asunto central será que una vez comprendido el canal de percepción y el de expresión obtendrás elementos para valorar la “normalidad” propia de tu alumno y sus formas de comunicación.

Igual que en el caso de los patrones de aprendizaje, la personalidad cuenta con algunas particularidades dignas de ser tomadas en cuenta.  La primera de ellas se refiere al nivel educativo donde trabajamos, ya que la personalidad de un sujeto es diferente cuando está en prescolar a cuando está en la primaria.  La secundaria, en este sentido guarda algunas características particulares que la hacen muy diferente a las etapas previas y a las posteriores;  esta particularidad específica se refiere al proceso adolescente de reconstrucción de la personalidad. 

Les digo que lo normal en la infancia o en la adultez es totalmente anormal en el adolescente y, por el contrario, lo normal durante la adolescencia es totalmente anormal en la infancia o en la vida adulta;  el adolescente es “anormal” por naturaleza.  Tal vez esto suene muy radical, pero en los hechos no lo es tanto, y es una particularidad resaltable en lo que a personalidad se refiere.

Como docentes de educación prescolar, primaria y bachillerato conviviremos todos los días con la misma persona, por así decirlo, mientras en la secundaria nos enfrentaremos a cuarenta sujetos diariamente distintos.  Fácil, ¿no?  Por este motivo te comentaba que es preciso conozcas la personalidad de tus alumnos, ya que esto te llevará a saber conducirte en un grupo donde tú eres el ajeno, el extraño, el de afuera, y no llegues a considerar un problema o un trastorno educativo condiciones que, en un momento determinado, son elementos inherentes a la forma de ser de la persona.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

10 Consejos para Ganarse al Profesor


El solo hecho de que un profesor pueda identificarte leyendo tu nombre tiene varias ventajas, sobre todo a la hora de los exámenes.

Si un profesor corrige tu examen y no sabe a quién realmente pertenece, puede corregirlo sin piedad, puede corregirlo objetivamente y reprobarte sin el más mínimo remordimiento. En cambio, si puede imaginar tu cara, y recordarte como una persona, las actitudes y los sentimientos pueden trabajar a tu favor. No es lo mismo mandar a marzo a un nombre desconocido, que a hacerle perder las vacaciones al jovencito ese que parecía tan bueno ¿No?

Teniendo en cuenta que muchos profesores tienen varias clases con numerosos alumnos en múltiples establecimientos, no van a recordarte si no te construyes tu propia imagen, y por cierto, ésta tiene que ser beneficiosa.

Las Estrategias:

Entregar todos los trabajos a tiempo es bueno, si es posible trata de entregar alguno exageradamente antes de la fecha, así el profesor se sorprende por tu aparente interés. Si te atrasas con la entrega, no des excusas a menos que te las pidan, pues será más fácil que se olviden cuanto más desapercibido actúes.

Si vas a faltar a una clase, avísale antes al profesor, y pregúntale que temas explicará. Aunque no te interese demasiado, te anotas un punto en interés por la clase, y los profesores aman a los alumnos responsables.

Si tienes problemas con algún tema, o varios, puedes elegir uno y explicarle al profesor que estás teniendo dificultades con eso, probablemente te recomiende un libro. Otro punto extra.

Cuando haya una disputa en la clase, trata de encontrar una solución que satisfaga a todos, si lo logras, puedes anotarte 2 puntos más.

Pregunta todas las clases, aunque no te interese demasiado el tema, a los profesores les gustan los alumnos participativos.

Cuestiona algún punto de vista del profesor, esto demuestra interés en la materia. Hay que tener cuidado en no pasarse de la raya, o podrías ser considerado un “pesado”.

Siéntate de la mitad para adelante, es bueno que el profesor sepa que estás ahí. Cuanto más adelante te sientes, más interés demostrarás. Sentándote más adelante, estarás más “cerca” del profesor y más cerca de aprobar. Nosotros sabemos que los que se sientan atrás buscan anonimato, tranquilidad o Inactividad, y los profesores podrían pensar que siempre buscas esta última.

De vez en cuando, antes de que comience la clase, o apenas termine, acércate al profesor y consúltale alguna duda. Asegúrate de que en la hoja que le muestres, esté escrito bien visible tu nombre completo, es fundamental que lo recuerde a la hora de corregir los exámenes.

Si el profesor recomendó algunos textos de lectura optativa (esos que nadie lee), date una vuelta por la biblioteca y con disimulo deja el libro sobre tu banco (bien a la vista) pero no le comentes nada al profesor, cuando él lo vea puedes estar seguro de que lo tendrá en cuenta.

Por último, Cuando llegue el momento del examen, pueden utilizar algunos recursos complementarios. Si no les alcanzó el tiempo, o se quedaron cortos en conocimientos, pueden hacer la famosa "No me alcanzó el tiempo". En vez de dejar un ejercicio sin hacer, escriban el número de ejercicio con la consigna, y comiencen a escribir lo que podría ser un mínimo principio, luego dejen un pequeño mensaje como "me trabé en un ejercicio y no me quedó tiempo para terminar éste" y si saben algo, escriban sin detalle cómo lo hubieran hecho.